La educación emocional es un pilar fundamental donde sustentar el resto de los conocimientos.
Cuando hablamos del desarrollo emocional, nos referimos a los sentimientos que tienen los niños, cómo expresan sus emociones, cómo entienden los que sienten su control de los impulsos y a su consciencia y comprensión de las emociones de los otros.
Poco a poco los niños aprenden a adaptarse a la forma de expresar las emociones de un modo aceptable dentro de su cultura, los adultos tenemos que ser conscientes de estas diferencias y gestionarlas dentro del respeto.
¿Cómo podemos influir positivamente en el desarrollo emocional?
- dar a los niños unas expectativas fiables de atención consistente y positiva, haciendo lo que uno dice que hará en un marco de tiempo adecuado, por ejemplo.
- promoviendo al autoestima.
- dando oportunidades de éxito.
- promoviendo la autoeficacia, dando oportunidades al niño de decisión y elección. a veces les resulta más fácil elegir cuando les ponemos límites, que cuando las elecciones son abiertas.
- mostrando aceptación y afecto: escuchándoles activamente y respondiendo a lo que dicen con expresiones faciales positivas sonrisa, aceptación,diciéndoles cosas positivas a ellos y sobre ellos, y valorando sus conductas positivas.
- reconociendo sis sentimientos sencillamente e lugar de intentar animarles.
- manteniendo la calma ante los transtornos emocionales, tranquilizándole, hablándole con serenidad, sin gritarle.
- convenciéndoles de lo que rechaza es su conducta inadecuada, no a ellos.
- contándoles nuestras propias emociones, les ayuda a identificar lo que sienten, les da vocabulario para hacerlo y ayuda a comprender sus propias emociones.
- ayudándoles a comprender la causa-efecto.
- poniendo en común los sentimientos del grupo, incluido el adulto, de forma apropiada.
- ejemplificando el control positivo de las emociones.
Además de estimular a los niños para que expresen sus emociones positivas hemos de ayudarles también a afrontar eficazmente las emociones negativas, sobre todo el conflicto, capacitándoles para examinar estrategias destinadas a controlar sus propios sentimientos.
Por ello en mi aula creo situaciones y estrategias, en las que podemos hablar todos de los propios sentimientos y ejemplificar formas positivas de controlarlos, esto ayuda también a los niños que tienen mayores problemas a intentarlo.